El equipo albinegro gana por 2-1 al Hércules, con goles de Chiki y De Blasis, y se pone cuarto en la clasificación.
GREGORIO LEÓN
Es impredecible saber si el Cartagena ascenderá o no. En septiembre un pronóstico de ese tipo es muy aventurado. Pero todos los analistas coinciden en que estamos en presencia de un equipo jerárquico. Y no solo los especialistas, también los hechos. Javi Rey ha creado una escuadra vertical, profunda, punzante. El Hércules, de parecido pelaje, sufrió en un Cartagonova bullente con más siete mil personas. Y la tuvieron. Se vio fútbol de otra categoría, envuelto en esa atmósfera efervescente. Y la fiesta ya se ha instalado en el Cartagonova, con un día de felicidad plena. El guion fue perfecto. Remontada ante un enemigo cualificado, y golazo de De Blasis.
La primera parte fue vertiginosa. No concedió tregua al espectador, alucinado ante el despliegue ofensivo de los dos equipos. Fue el Hércules el que se puso primero por delante, en un remate cercano de Sotillas, no detectado por la defensa albinegra. La respuesta del Cartagena fue rápida. El centro vino desde la izquierda, tenso. Y Chiki, con gestos de delantero centro puro, con toda la ortodoxia que pedía la jugada, conectó un cabezazo hermosa y eficaz. El 1-1 hacía justicia.
Insistió el Cartagena en el segundo tiempo, con más fe que el Hércules, que fue cediendo espacio y posibilidades al rival, que supo sacar la segunda amarilla de Retu. Quedaban diez minutos más el añadido para fabricar el gol de la victoria. Javi Rey reaccionó de inmediato, poniendo toda la pólvora que le quedaba: De Blasis, Ortuño y Nacho Sánchez. Y el argentino mandó la pelota a un ángulo imposible para hacer el 2-1 que inflamó el Cartagonova.