El joven talento puede entrar en la estructura orgánica del Real Murcia, acompañando a José Miguel Almagro.
GREGORIO LEÓN
Felipe Moreno es hombre de lealtades. De rutinas que lo hacen feliz. En Torrevieja, frente al mar, tiene una mesa y una silla siempre reservadas, a los que llama su pequeño despacho. Ahí no para de realizar o recibir llamadas, y de atender a invitados. Otro punto que no falta en su ruta es el restaurante Las Villas, en Campoamor. Ahí citó por vez primera a Agustín Ramos, cuando madrugaba julio. A Juanjo Fernández, el dueño del local, lo conoce de toda la vida. Y al otro Juanjo, a su hijo. Y lo considera tan cualificado, como para tener en su cabeza incluirlo en el equipo de trabajo que lo acompañe en su nueva aventura en el Real Murcia.
Juanjo Fernández ya estuvo con él en la clarificadora rueda de prensa que dio en el hotel NH. Amante del deporte, tiene una gran amistad con un jugador símbolo de ElPozo, Miguelín, y también con José Ruiz, otro de los futbolistas más notables que ha dejado la historia reciente de la familia Fuertes, y actual presidente de la Asociación Nacional de Jugadores de Fútbol Sala.
El joven talento puede ocupar un sillón en el Consejo de Administración, junto a José Miguel Almagro, exjugador del Real Murcia en la década de los 90, y luego entrenador de equipos como el Horadada. Criado en Torrevieja, centro de operaciones de Felipe Moreno, guarda una relación de amistad con él de muchos años.
El empresario cordobés ve una pieza esencial para el funcionamiento del mecanismo que va a poner en marcha. Se llama Andrés López. Es su abogado y hombre de plena confianza. A él le encomendó la negociación exitosa con Hacienda y Seguridad Social, culminada en noviembre. Felipe lo califica como un crack del Derecho. Y también lo necesita a su lado. El reto es colosal. Moreno quiere dejar a cero la deuda de la entidad en un plazo de cinco años, máximo. Y por eso quiere rodearse del mejor equipo.