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Diez años de un disparo al corazón

Hace justo una década el Real Murcia peleó en los tribunales su derecho al fútbol profesional. Tebas ganó la batalla en el peor verano para el murcianismo.

GREGORIO LEÓN
31 JUL 2024 - 17:00
Afición del Murcia
Manifestación por las calles de Murcia de la afición grana, el 6 de agosto de 2014. Foto: RTVE

GREGORIO LEÓN

Hinchas derrengados en la federación de peñas. Móviles que escupían la funesta noticia que llegaba desde Madrid. Ardían las losas de la Gran Vía de Madrid en el verano más caliente recordado. El peor mes de agosto para los aficionados del Real Murcia, que vivieron atormentados, en un estado que se movió entre la esperanza y la tragedia. Javier Tebas andaba emitiendo mensajes inequívocos. Que viene el lobo, que viene el lobo. El club grana lo iba a tener muy difícil para cumplir las exigencias del nuevo control económico instaurado. El 'ratio' (diferencia entre los 6 millones de ingresos y los 35 de gastos, con la deuda de Hacienda de doce millones y medio estrangulando a la entidad grana) era de 5,8, superior al 4,5 de máximo permitido. Que viene el lobo, que viene el lobo. Y amparado en esa cuenta matemática, la Liga de Fútbol Profesional emitió un comunicado que paró el corazón del murcianismo. El lobo ya está aquí. 

"En relación con la documentación remitida por el Real Murcia C.F., SAD, mediante escrito que tuvo su entrada en el Registro General de la Liga Nacional de Fútbol Profesional, en fecha 31 de julio de 2014, interesando la inscripción en la competición oficial de carácter profesional en la temporada 2014/2015 y su consiguiente admisión como asociado de la Liga Nacional de Fútbol Profesional, la Comisión Delegada, en ejercicio de las competencias que tiene estatutariamente atribuidas, ha acordado, por unanimidad, ratificar la denegación de la inscripción de la mencionada SAD en la competición oficial de carácter profesional para la Temporada 2014/2015", explicaba el comunicado de la LFP del 7 de agosto. Una bomba de muchos megatones explotaba.

Tebas versus Samper

Cuentan los que estaban ese día en las oficinas de Santa Mónica pegadas a la autovía de La Coruña que Jesús Samper se orinó en el contrato televisivo del G-30 promovido por Javier Tebas. Que no fue una metáfora. Literalmente. Que no fue una leyenda o una ficción periodística. Que ocurrió tal cual. La ruptura de aquel contrato desencadenó una guerra de múltiples implicaciones. Y en ella anidaba ya el descenso del Murcia. La lucha 'a topa carnero' de dos personalidades tan acusadas como Samper y Tebas iba deparar varios episodios judiciales. Antagonistas declarados, abogados de prestigio, en juego estaban no solo intereses contrapuestos de un club y la patronal, sino también la razón jurídica. El presidente grana se movilizó, y consiguió que el juez Andrés Sánchez Magro suspendiera cautelarmente el descenso administrativo decretado por la LFP. Tebas contraatacó, encontrando de aliado al TAD. Este tribunal denegó la suspensión cautelar y dio vía libre a la Liga de Fútbol Profesional para que siguiera adelante con su determinación. Cuatro días más tarde, el 18 de agosto, Jesús Samper salió complacido de la reunión de la Comisión Delegada de la Federación Española de Fútbol. El Murcia sería equipo de Segunda, y si había que estirar las costuras para que hubiera liga de veintitrés, habría liga de veintitrés. Pero el día no había acabado. Tebas no dio ni una hora de respiro. La réplica fue inmediata. No prestaba oídos a los que emanara de Las Rozas y declaraba que el auto de Sánchez Magro era "de imposible cumplimiento", una frase que ha quedado clavada como una daga en el murcianismo.

El día del juicio final

Las togas marcaron el destino del balón. Y de toda una afición. El Juzgado de lo Mercantil 7 de Madrid entró en el fondo de la cuestión. Y después de una larga vista oral, en la que Juan Antonio Samper defendió los intereses del club grana, la resolución definitiva llegó a las ocho y cinco minutos de la tarde. A esa hora escaparon por la calle lateral a los juzgados, a un paso del icónico símbolo de Schweppes del edifico Capitol, el secretario y el abogado de la LFP. Alejándose de los periodistas, llegaron con respiración afanosa a un pequeño zaguán. Y allí pudieron leer apresuradamente lo que llevaban encima, quemando como pan caliente: el auto con el que el juez Vaquer Martín resolvía el enredo.

"Se decide mantener en su integridad y desestimar la oposición formulada en lo relativo a las demás medidas acordadas, que incluyen la readmisión del Murcia en la Liga de Fútbol Profesional como miembro del campeonato de Segunda División o Liga Adelante"

Fueron unas pocas palabras suficientes para condenar al Real Murcia, que viajaron a Nueva Condomina a la velocidad inigualable de la radio. El termómetro no bajaba de los treinta grados en la Gran Vía. Pero en el corazón de los aficionados se instaló un frío de estepa siberiana que dura hasta hoy. 

 

Las fechas

31 julio. El Murcia pide ser inscrito para jugar en la LFP

1 agosto. La LFP deniega la inscripción del Murcia por no cumplir los ratios financieros. 

6 agosto. Manifestación de miles de aficionados del Murcia por las calles de la ciudad. "La Liga traiciona a sus equipos, jugadores y aficiones", se leía en una de las pancartas.

7 agosto. Trescientos aficionados, llegados en seis autobuses, se manifiestan a las puertas de la LFP.

               Comunicado de la LFP. La Comisión Delegada deniega, por unanimidad, la inscripción del Murcia

13 agosto. El juez Sánchez Magro suspende cautelarmente el descenso administrativo y acuerda “la inmediata inscripción por parte de la Liga Nacional de Fútbol Profesional (LNFP) del Real Murcia CF SAD en la denominada Liga Adelante"

14 agosto. El TAD deniega la suspensión cautelar del descenso

18 agosto. Reunión de la Comisión Delegada de la RFEF. La Liga declara que el auto del juez Sánchez Magro es de imposible cumplimiento.

21 agosto. Auto del Juzgado de lo Mercantil. El juez Vaquer Martín rechaza la petición del Murcia de ser readmitido en la LFP.  

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