Abanderado por Flakus, el equipo grana golea al Recreativo (3-0) y se coloca a un solo punto del líder.
GREGORIO LEÓN
Han sido meses de sobresaltos, gatillazos y desasosiegos. De salir del estadio rumiando una decepción que se repetía en el siguiente partido. Traspiés que colocaron al borde del despido a Fran Fernández. Pero por fin la hinchada del Murcia tuvo una tarde plácida. El entrenador no solo ha soportado el foco escrutador de la opinión pública. También Asier Goiria. Y el director deportivo dio en la diana con el fichaje de David Flakus. El esloveno ya ha firmado cuatro goles. Pero no solo eso. A la producción goleadora ha agregado su generosidad, con tres asistencias. Fichaje de rendimiento inmediato. La ganancia ha sido completa. El Ibiza, que salió encampanado de Nueva Condomina hace apenas un mes, se la ha pegado dos veces seguidas, la última en el Rico Pérez. El Antequera se llevó un trompazo en Sanlúcar. Y el Murcia ha dado dos saltos en la clasificación para viajar a la segunda plaza. El líder solo queda a un punto.
Se perdió el equipo grana en la niebla en los minutos iniciales ante un Recreativo expansivo. El primer córner llegó en el minuto veinte. Y a partir de ahí empezó a carburar el Murcia. El peligro se construyó desde la derecha, pero fue en la otra orilla en la que Flakus inició una conducción de varios metros, con posibilidades de definir directamente. Pero le acompañaba en la aventura Pedro Benito, que recibió en el segundo palo para marcar a puerta vacía. Y el 2-0 llegó enseguida. Una juega esquemática. La visión periférica de Gazzaniga permitió detectar el desmarque entre los dos centrales de Flakus, que levantó la pelota en vaselina.
El Real Murcia, lejos de complacencias y caídas de tensión, insistió en su juego filoso tras el descanso. Y construyendo dentro del área un rondo, con participación de Flakus, Juan Carlos Real, Davo y Pedro Benito, marcó el tercero. Los granas se soltaron la melena. El público hacía la ola. Los fondos norte y sur dialogaban. Real lanzaba a la madera. Daba igual. El trabajo estaba ya hecho. Un trabajo perfecto.
