El presidente del equipo castellonense, nuevo campeón de la Copa de España, es murciano. Sierra asume que no podrá retener a Paniagua y a Luciano Gauna.
GREGORIO LEÓN
Una pequeña población de solo 8.000 habitantes ha asaltado las portadas. Y no porque en sus rincones mágicos hayan servido de plató improvisado para películas como Juego de Tronos, o El Cid, si queremos rebobinar mucho la cinta para atrás. Un equipo de fútbol sala, muy humilde, que ha ido braceando para sortear todos los obstáculos de ser pequeño, se ha coronado en Murcia. Haciendo trizas todos los pronósticos, el Peñíscola se ha llevado la Copa de España. Ya llegaba al Palacio como líder de la Primera División, a falta de solo ocho jornadas para que se cierre la liga regular. Poca broma. Pero la Copa es otra historia. Una bañera llena de pirañas. Y el equipo de Santi Valladares fue dejando atrás bichos de mayor tonelaje, como Jimbee o Barcelona. Y se presentó en la final. No le importó verse obligado a prescindir de su jugador diferencial, Paniagua. Tampoco estaban Quintela y Elías. Pero daba igual. La flecha estaba para arriba. Y con un gran trabajo coral, el azul triunfó, y el Peñíscola se bañó de confeti en medio del éxtasis de sus aficionados.
Manuel Sierra estudió la carrera en Murcia. Es amigo y comparte profesión con Francisco Tornel, expresidente del Real Murcia. Y presume de murciano, sin olvidar sus raíces aunque lleve ya 36 años fuera de la Región. Es el gran arquitecto de este proyecto. Suyo es el trabajo de buscar recursos económicos para que el milagro de la subsistencia se repita cada año. Vivió un descenso a Segunda División en plena pandemia. Pero con un optimismo indeclinable, salió adelante, y hoy es el presidente del nuevo campeón de la Copa de España.
Ahí lleváis la entrevista a Manuel Sierra en REGIÓN DEPORTIVA...
