El luto por la muerte del pontífice ha marcado la eucaristía del Día del Bando de la Huerta celebrada en la plaza Cardenal Belluga. La Virgen de la Fuensanta ha lucido un crespón negro en su manto
El luto por el fallecimiento del papa Francisco ha marcado el Bando de la Huerta. La eucaristía, que se ha celebrado en la plaza del Cardenal Belluga, ha sido solemne y ha estado presidida por una foto de gran tamaño del pontífice.
Por protocolo impuesto por el obispado, la corporación municipal ha vestido de traje oscuro y alcalde, concejales y demás autoridades no han podido lucir el tradicional traje regional. La peña huertana que iba a cantar en la misa ha sido sustituida por la Coral Discantus, que ha entonado música sacra.
Tanto la homilía del obispo Lorca Planes como las declaraciones de las autoridades presentes han estado protagonizadas por el ensalzamiento de la figura de Francisco. Aunque ha habido tiempo de celebrar y animar a los murcianos en el día grande para la capital, como hacía el alcalde de la ciudad José Ballesta.
Unas palabras que coincidían con el sentir del gobierno regional, cuyo presidente ha querido animar a los murcianos a que celebren este día que, confesaba, estaba siendo un día agridulce.
Palabras secundadas también por la delegada del Gobierno, Mariola Guevara que animaba al disfrute y el homenaje de las tradiciones, destacando que es un día especial.
A la eucaristía ha asistido también María González Veracruz, secretaria de estado del Gobierno de España, quien ha deseado un día especial a todos los murcianos.
Presidiendo la misa estaban también las reinas de la huerta. Alba Flores, la mayor, mostraba su alegría por poder representar a los murcianos y murcianas en una cita tan señalada.
Una plaza Belluga que ha experimentado lleno absoluto. Cientos de personas han abarrotado este acto que da inicio al día del Bando. Desde primera hora de la mañana, los más madrugadores acudían para poder sentarse en una de las 2000 sillas que se han colocado para la ocasión.
Tras la misa, la Virgen de la Fuensanta ha sido llevada en procesión por las calles del centro. Eso sí, sin música y sin la tronaera final que suena cada año cuando la patrona vuelve al interior de la Catedral.
